Este pasado martes 13 de julio, en el palacio de los deportes se presento idolo argentino Andrés Calamaro, quien nos confeso que nuestro país era el eslabón perdido de su carrera.
Cerca de las 7:00 p.m., las graderías laterales del recinto el anfitrión mostraban un lleno fabuloso, la zona VIP, en contra parte, desolada, y preferencial, a un 20% de su capacidad. Lo interesante del asunto fue apreciar cómo, al término de la velada, la asistencia llegó a alcanzar un nivel bastante aceptable.
En el transcurso de la noche, el público pudo comprobar las formidables dotes y la ligereza del virtuoso argentino. Sus composiciones son magníficas; muchos esperaban verlo en los teclados, pero le entró a la guitarra. Expresaba en el escenario ese éxtasis que solo los grandes pueden.
La banda estaba compuesta por: tres guitarras, bajo, teclados y batería; una prueba de la solidez del espectáculo. El conjunto arrancó también aplausos, bien merecidos.
Calamaro toco sus grandes clásicos llevando a el clímax a su publico presente; temas como "All You Need Is Pop", "Output-Input", "Te Quiero Igual" y "Alta Suciedad", seguida por un soberbio break cortesía de "Paloma". Un "Buena suerte y hasta luego" y, no mucho después: el esperado encore. La emoción nunca disminuyó, mientras las notas de "Estadio Azteca" retumbaban en las paredes del lugar, y Calamaro mostraba lo mejor de su artillería por todo el escenario, con las emotivas "Crímenes Perfectos" y "Flaca". El cierre fue coreado por todo lo alto del Palacio, en consonancia con lo visto en el resto del espectáculo, y la despedida dejó el sabor de un inminente "continuará"...